El impacto de la contaminación lumínica puede reducirse con cuatro sencillas acciones:
1. Dirige y cubre
Las luminarias y focos deben en todo momento iluminar hacia los lugares correctos. Su luz jamás debe sobrepasar el horizonte de iluminación. Cubre hasta donde sea necesario y elige pantallas adecuadas. La principal fuente de contaminación lumínica es la luz por arriba del horizonte, hasta unos 45° de altura.
2. El color sí importa
Las luminarias y focos de LEDs blancos producen demasiada luz azul, que es el principal tipo que se dispersa en la atmósfera y produce el brillo del cielo nocturno. Para mitigarlo, elige lámparas de tonos ámbar. Esto contribuirá enormemente a reducir la contaminación lumínica.
3. Valora la intensidad
Reduce la potencia de brillo de luminarias y focos al mínimo necesario. En muchas ocasiones, la intensidad de la luz deslumbra, produce molestias a nuestros ojos y no cumple su función.
4. Apaga cuando no la necesites
Mucha de la contaminación lumínica se produce por luminarias encendidas cuando no se necesitan. Reduce y controla el tiempo que la iluminación es necesaria. Automatizar y poner sensores de movimiento puede ser una solución.